Paúl Esqueda (*) y Yamelis Figueredo (**)
RESUMEN
En este trabajo se revisa como ha sido la política industrial de América Latina y su vinculación con la política tecnológica, después de la apertura económica, tomando como estudio algunos países (México, Argentina, Chile y Venezuela). Igualmente, analiza la evolución de las actividades de I&D en el área, se presentan los retos de la próxima década y se plantean recomendaciones de política para la región. |
ABSTRACT
This paper reviews how industrial policy has developed in Latin America and its relationship with technological policy, after economic opennes, taking as examples some countries as Mexico, Argentina, Chile and Venezuela. Likewise, the evolution of I & D activities in the area is analyzed in conjunction with the challenges for next decade and policy proposals for the region. |
||
El reto de los noventa en todos los ámbitos de la economía es el logro de altos niveles de competitividad. A nivel de la empresa entendemos la competitividad como «la capacidad de innovación a fin de lograr la generación de productos o servicios diferentes, cambiarlos y mejorarlos, y para captar mercados cada vez más dinámicos, mantenerse en ellos y ampliarlos en términos absolutos y relativos» (Competitividad: un proyecto nacional, 1991). Esto implica, tomando en consideración las condiciones extremadamente cambiantes del mercado mundial y sus repercusiones en la mayoría de los productos, la capacidad de un mejor desempeño en términos de precio, calidad, servicio, tiempos de entrega y adaptabilidad al usuario. Así, ser competitivos implica, en buena medida, incrementar la productividad de manera de alcanzar niveles de precio adecuados, pero exige además mayores esfuerzos en el dominio de la tecnología y especialmente en el dominio de las practicas modernas de organización
En un contexto internacional de profundos cambios en el ámbito tecnológico y de globalización de mercados, la empresa como ente aislado deja de ser el agente único involucrado en la búsqueda de la competitividad. El ámbito competitivo es ahora mucho mas amplio. Podemos entonces definir la competitividad a nivel del país como la «capacidad para colocar su producción de bienes y servicios en los mercados nacionales a internacionales bajo condiciones leales de competencia y traducirlo en bienestar para su población» (Op. Cit.).
Las empresas, a nivel mundial, están experimentando por igual el reto de la reconversión para lograr adaptarse a las nuevas condiciones de los mercados mundiales.
Dado que el cambio experimentado abarca prácticamente la totalidad de las arreas de la actividad económica, formas de producción tradicionales y esquemas de organización y gerencia, muchos autores lo describen como «la tercera revolución industrial». Las sociedades actuales se enfrentan a un profundo cambio en el modelo que ha regido la actividad económica a partir de la Segunda Guerra Mundial - la industrialización «Fordista»- que se caracteriza por su rigidez organizativa, importancia de las economías de escala, su orientación a la producción de bienes y servicios estandarizados y técnicas gerenciales norteamericanas y estamos en el nuevo modelo cuyo rasgos básicos son: alta tasa de cambio técnico, flexibilidad organizativa, relevancia de las economías de cobertura y tendencia a satisfacer la demanda cada vez mas personalizadas del consumidor.(Viana, 1 993)
Las nuevas tecnologías genéricas están modificando productos y procesos a lo largo de todo el espectro industrial, provocando lo que se ha denominado una revolución tecnológica. Estas nuevas tecnologías (microelectrónica, biotecnología, nuevos materiales, fuentes alternas de energía) ejercen una influencia creciente en la naturaleza de las economías nacionales a internacional. En efecto, se crean nuevos espacios económicos como resultado de la aparición de oportunidades tecnológicas distintas que permiten a su vez la creación de mercados novedosos; desaparecen ciertas maneras de producir que no son competitivas; se altera la estructura interna de los sectores industriales al surgir nuevas formas de competencia; varia el papel relativo de los sectores dentro de la economía global; se propicia la transformación de las capacidades y destrezas de distintos tipos y niveles en el personal empleado en determinadas industrias; ocurren transformaciones en el sistema financiero tales como el desarrollo de mercado de capitales, capital de riesgo y «joint ventures .
En este contexto, la tecnología en su sentido más amplio, es decir el conocimiento aplicado a la producción y a la organización de la misma, se ha convertido en condición fundamental para alcanzar y mantener la competitividad. Esta se sustenta cada vez más en la capacidad de innovar y aprender continuamente. Surge, entonces, el concepto de Sistema Nacional de Innovación (SNI), que se refiere al conjunto de dispositivos organizativos y de mecanismos de funcionamiento que posibilitan la vinculación efectiva entre ciencia, tecnología, producción y mercado y, a partir de a11í, la puesta en marcha de los procesos de generación, difusión y utilización de innovaciones. En otras palabras este concepto permite englobar a todos los actores y todos los espacios relacionados con el progreso técnico: centros de investigación y desarrollo públicos y privados, universidades, las empresas manufactureras, proveedores de servicios, proveedores de insumos, proveedores de bienes de capital, clientes, redes de información científica y técnica(Freeman, 1987). Considerando, también, la globalización a integración de las economías, es posible visualizar sistemas regionales de innovación. Este concepto va más a11á del tradicionalmente llamado «Sistema de Ciencia y Tecnología» que se refiere a todas las instituciones explícitamente involucradas en la generación y difusión de la ciencia y al tecnología.
Por otro lado, la práctica sistemática de actividades de Investigación y Desarrollo (I&D) Tecnológico, en el sector público y privado, constituye uno de los elementos y objetivos fundamentales del Sistema Nacional de Innovación. Como ejemplo de lo anterior y solo con el fin de ilustrar la importancia de I&D, los cuadros 1 y 2 muestran las empresas que más gastaron en I&D en Estados Unidos, como porcentaje de las ventas, en 1992 y 1993.
Cuadro 1.
La relación I&D / Ventas en Estados Unidos
1992 | 1993 | |||||
---|---|---|---|---|---|---|
Pos. | Empresa | % | Ps. | Empresa | % | |
1 | Centocor | 124 | 1 | Inmunex | 341 | |
2 | Chiron | 84 | 2 | Genetics Institute | 98 | |
3 | Genentech | 54 | 3 | Chiron | 58 | |
4 | Genetics Institute | 54 | 4 | Biogen | 58 | |
5 | Biogen | 49 | 5 | Genentech | 49 | |
6 | Chips Technologies | 32 | 6 | Genzyme | 36 | |
7 | Integrated Devices Tech. | 26 | 7 | Mentor Graphics | 25 | |
8 | Cypres Semiconductor | 24 | 8 | Alza | 24 | |
9 | Mentor Graphics | 23 | 9 | Integrated Devices Tech. | 23 | |
10 | Cray Research | 19 | 10 | Cadence Design Sys | 22 |
Fuente: Business Week. Junio 93 y 94
Cuadro 2.
La redistribución de la manufactura a nivel mundial.
Algunos países seleccionados 1965-90
(Cifras del PIB en millones de dólares)
País |
1965 |
1990 |
Tasa de crecimiento anual |
Tasa de crec. |
|||
---|---|---|---|---|---|---|---|
PIB |
% PIB |
PIB |
% PIB |
1965-80 |
1980-90 |
65-90 |
|
Corea | 540 | 18 | 73284 | 31 | 18,7 | 12,7 | 19,09 |
Singapur | 146 | 15 | 10034 | 29 | 13,2 | 6,6 | 15,37 |
Japón | 31039 | 34 | 853438 | 29 | 7,8 | 5,3 | 14,90 |
Hong Kong | 516 | 24 | 10741 | 18 | N.D. | N.D. | 14,22 |
Brasil | 5062 | 26 | 107656 | 26 | 9,8 | 1,7 | 13,01 |
Italia | N. D. | N.D. | 359948 | 33 | N.D. | 2,7 | 11,81 |
Malasia | 282 | 9 | N.D. | N.D. | N.D? | 8,8 | 10,99 |
Alemania | 45916 | 40 | 461345 | 31 | 3,3 | 0,9 | 10,79 |
Francia | N.D. | N.D. | 250064 | 21 | N.D. | 0,2 | 10,45 |
EEUU | 4328 | 20 | 54683 | 23 | 7,4 | 1,4 | 10,06 |
México | 13746 | 26 | N.D. | N.D. | 3,8 | 3,4 | 9,98 |
Reino Unido | 34235 | 34 | N.D. | N.D. | N.D. | 4,8 | 9,51 |
EEUU | 196386 | 28 | N.D. | N.D. | 2,6 | N.D. | 8,5 |
Perú | 853 | 17 | 9889 | 27 | 3,8 | -0,5 | 8,26 |
Colombia | 1123 | 19 | 8635 | 21 | 6,4 | 3,4 | 8,07 |
China | 18816 | 28 | 138662 | 38 | 8,9 | 14,4 | 7,00 |
Venezuela | N.D. | N.D. | 9654 | 20 | 5,8 | 4,2 | 6,63 |
Argentina | 6405 | 33 | N.D. | N.D. | N.D. | N.D. | 6,48 |
Chile | 1411 | 224 | N.D. | N.D. | 0,6 | 3,5 | 6,41 |
Fuente: Banco Mundial. informe sobre el Desarrollo Mundial. 1992
Cuadro No. 3
Las empresas que más gastan en I&D en el mundo
(Millones de dólares)
Compañía | País | I&D | I&D/Ventas (%) |
---|---|---|---|
General Motors | Estados Unidos | 5.917 | 5 |
Siemens | Alemania | 5.322 | 10 |
IBM | Estados Unidos | 5.083 | 8 |
Ford Motors | Estados Unidos | 4.332 | 4 |
Hitachi | Japón | 3.907 | 7 |
Matsushita Elec. Co | Japón | 3.144 | 6 |
Fujitsu | Japón | 2.947 | 11 |
AT&T | Estados Unidos | 2.911 | 4 |
Alcatel Alsthom | Francia | 2.625 | 9 |
Toshiba | Japón | 2.392 | 7 |
Fuente: R&D Scoreboard, Business Week, Junio 1993
Estos cuadros son reveladores de varias cosas:
El ejemplo anterior destaca la importancia de las nuevas tecnologías y el complejo sistema institucional (SNI) que debe funcionar alrededor de ellas para lograr y mantener una sociedad competitiva.
Por otro lado, el dominio tecnológico de un país se mide finalmente en el desempeño de su industria manufacturera, bien sea pequeña, mediana o grande. Esta ultima concentra la capacidad de un país de agregar valor a sus productos, este valor agregado es representativo de la integración de conocimiento (acumulado o novedoso) proveniente de las distintas instituciones a instancias formativas de una sociedad. La contribución de los bienes manufacturados al Producto Interno Bruto, así como el nivel de exportaciones de los mismos, constituyen los indicadores más importantes de la capacidad tecnológica industrial de un país.
En América Latina, la participación de la industria manufacturera en el producto interno bruto (PBI) muestra una desaceleración significativa en el periodo 1965-1990, aún cuando no existe mayor degradación del crecimiento del PIB. La interrogante importante es como revertir esa tendencia preocupante de nuestra industria manufacturera y convertirla en una oportunidad de crecimiento económico. Los Gobiernos Latinoamericanos han tratado de atender con financiamiento y asistencia técnica a las empresas existentes que entran en dificultades ante las reformas económicas y particularmente la apertura económica. Si bien estos programas han tenido su impacto no logran el éxito deseado, porque al parecer centran su atención en empresas existentes con dificultades para cambiar sus cómodos hábitos de operar en ambientes protegidos. Pareciera que la solución esta en promocionar un contingente de emprendedores a innovadores (Drucker, 1985). A lo largo y ancho de Europa, Estados Unidos y América Latina se han ido consolidando facilidades denominadas parques tecnológicos (Senich, 1993) que pueden incubar a nuestros «emprendedores» y permitirles dar el difícil paso de ir de las buenas ideas a una actividad empresarial rentable con enfoque competitivo y global.
Tal parece que el panorama económico que nos ofrece América Latina de severa reducción del gasto público, deja el crecimiento económico a la iniciativa privada, que puede ser inversión de capital pero también puede ser aplicar el conocimiento a la producción (tecnología) y de esa forma generar empleo. Por supuesto requerimos mecanismos institucionales de promoción de estas iniciativas. La sociedad moderna requiere entonces que todos sus agentes internalicen y actúen en función de hacer, desde la unidad más básica de un estado hasta el estado como un todo, su trabajo con apego a un desempeño competitivo, lo cual no es más que una cultura competitiva.
En este trabajo se revisa como ha sido la política industrial de América Latina y su vinculación con la política tecnológica, después de la apertura económica, tomando como caso algunos países. Igualmente se analiza la evolución de las actividades de investigación y desarrollo tecnológico en el área y se presentan los retos de la próxima década. Finalmente se consideran algunas tendencias de lyD, para proponer una serie de recomendaciones de política para América Latina y el Caribe. Todo lo anterior se hace tomando como referencia el marco conceptual de competitividad presentado en esta introducción.
*Ingeniero Electrónico, M.Sc. y Ph.D. en Ingeniería Eléctrica. Profesor Titular y Coordinador del Centro de Producción Tecnológica del 1 ESA . Fue Presidente del Instituto de Ingeniería de Caracas, Investigador del IVIC, miembro del Consejo Superior del CONICIT y Profesor de la USB.
** Ingeniero Mecánico de la USB, Master en Administración de Empresas del ¡ESA, Postgrado en Gerencia de la Tecnología y de la Innovación, Universidad de París IX Dauphine. Actualmente es Consultora de Interfase C.A.