Espacios. Vol. 35 (01-Especial) 2014. Pág. 1 |
EditorialArnoldo Pirela Noviembre 19 de 2013No puedo ni quiero olvidar mi primera visita al barrio El Zanjón. Avanzaban lo primeros meses del año 2005 y, forzado por las circunstancia, yo corría la arruga de los días perdidos en una semana de contactos y gestiones burocráticas a la venezolana: conversaba con amigos locales, un mediodía muy soleado como casi siempre en Ciudad Bolívar, en el restaurante del Hotel Laja Real. Al rato entró en la conversación Carlos Alaimo, actual propietario e hijo del empresario fundador del hotel. Después de algunos minutos Carlos nos propuso conocer en el Casco Histórico un lugar que desde muy joven atrajo su atención. Se trata del barrio pobre más viejo de la ciudad y uno de los más antiguos de Venezuela. Al llegar descubrí el simple pero mágico y prodigioso o místico placer de estar allí, en El Zanjón, frente a una de la más bellas de entre las muchas o muy variadas y posibles vistas que alguien puede tener del aclamado y por siempre destacado en la literatura como “El Majestuoso Orinoco”. Al llegar, la sobria personalidad de Carlos no lo ayudaba con muchas palabras, pero su cara iluminada hablaba de la alegría de llevarnos por entre esa infinidad de rincones, pisando o a la sombra de inmensas piedras de granito que cuentan por miles de millones los años que han pasado desde su formación en la antigua Pangea. Además, gigantescos árboles centenarios o frondosos árboles frutales entre los cuales se tercian unas pocas docenas de coloridas y humildes casas. Desde allí, a sólo un poco más de un centenar de metros de la Plaza Bolívar y la Gobernación del Estado, diez o más generaciones de “angostureños”, han vivido y sobrevivido, al mismo tiempo que visto pasar y sufrido las circunstancias locales de la muy turbulenta historia política de Venezuela. Algunas semanas más tarde conversaba en Paris con algunos colegas investigadores de la Universidad de Versailles Saint-Quentin-en-Yvelines (UVSQ). Me habían invitado a un encuentro académico para hacer homenaje a un muy apreciado profesor de la Sorbonne, el geógrafo francés Jean Revel-Mouroz, ya jubilado del Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL) Entonces relaté la experiencia en El Zanjón, dando algunos detalles sobre las características del Casco Histórico y el contexto geográfico más próximo: la Gran Sabana, el Macizo Guayanés, el Delta del Orinoco, Amazonas, etc. Así que con Didier Ramousse la conversa culminó con un pregunta directa: ¿Cómo podemos contribuir para que Ciudad Bolívar, en el contexto económico y político de la sociedad petrolera venezolana, pueda desarrollar su potencial turístico, elevando la calidad de vida de sus habitantes, particularmente de los menos favorecidos económicamente? Ese fue el punto de partida de una innovadora y retadora experiencia de cooperación internacional que ha permitido durante casi siete años, con mucha persistencia, superando cantidad de obstáculos y ajustándonos a los muchos vaivenes políticos, burocráticos y financieros, desarrollar un muy amplio conjunto de actividades de apoyo a Ciudad Bolívar y sus instituciones, tanto públicas como privadas, empresariales, universitarias y comunitarias. Uno de los productos es este Número Especializado de la Revista Espacios, con los siete trabajos de ocho autores que lo integran. En estas páginas se refleja una parte importante de ese trabajo de siete años, pero creo conveniente dar una idea más precisa, aunque breve, de las actividades cumplidas, de modo que el lector pueda tener mayor claridad sobre el proceso que se ha venido cumpliendo, así como de su evolución, tanto temática como conceptual e instrumental. Todo se inició con la discusión y formulación de un proyecto de investigación y desarrollo titulado “Tejido Productivo del turismo en el Oriente y Sur de Venezuela: Innovación y Desarrollo Sustentable”, cuyo objetivo general se definió de la siguiente manera: “Construir un sistema de información que facilite la identificación, evaluación y validación de la viabilidad tecno-económica, la sustentabilidad ambiental y cultural y la dinámica socio-política sobre la cual se planifican y desarrollan novedosos potenciales turísticos en territorios privilegiados del oriente y sur de Venezuela”. Paralelamente avanzamos en el diseño de una actividad de capacitación que tomó la forma de un Diplomado en “Turismo y Desarrollo sustentable” localizado en Ciudad Bolívar y dirigido tanto a Licenciados en turismo, como a TSU y emprendedores turísticos ya con alguna experiencia. El objetivo se definió así: “Facilitar la construcción de una nueva generación de líderes emprendedores en el área de turismo y hospitalidad: para el desarrollo de operaciones competitivas en organizaciones turísticas ya establecidas; para diseñar y guiar proyectos de turismo sustentable, mediando en los conflictos entre turismo y medio ambiente, y promoviendo la educación ambiental; y para fortalecer los procesos de formación, investigación y extensión que deben cumplir las instituciones de educación superior en el desarrollo de este importante sector”. Con ambos objetivos la tarea más prolongada y complicada ha consistido en el despliegue de una campaña que simultáneamente logre una adecuada participación y respaldo de las instituciones locales (en el Estado Bolívar y en la propia Ciudad Bolívar, incluyendo sus instancias gubernamentales, el mundo empresarial y el mundo académico). Al mismo tiempo que conseguir el financiamiento necesario tanto en el nivel nacional como internacional. Es en estos dos aspectos en donde la paciencia y persistencia, con buena dosis de terquedad, nos ha permitido avances, paso a paso, en la lenta medida que se van logrando parcelas de esos grandes objetivos. Paralelamente, pero pertinente desde el punto de vista del desarrollo del conocimiento sobre el tema planteado y sobre el contexto en donde necesariamente hay que ver el turismo y sus potenciales en Venezuela, una solicitud de la empresa Total para realizar un estudio prospectivo sobre la evolución del sector energético en América del Sur, nos permitió completar un extenso y exhaustivo trabajo de investigación y análisis prospectivo focalizado en los casos venezolano y colombiano (Pirela, A. & Ramousse, D., “Etude sur la dynamique énergétique de l’Amérique du Sud. Venezuela et Colombie”, rapport pour Total, Paris, 13 Mars 2008, pp. 209). La comparación entre los dos países se basa en una identificación de los actores del sector energético en cada uno, el contexto político, socioeconómico, la inserción internacional, un análisis de las Fortalezas, Debilidades, Oportunidades y Amenazas de cada uno de los sub componentes más importantes del sector energético de cada país y algunos escenarios vinculados a la dinámica política de cada país, a las perspectivas geopolíticas de la región y al punto de vista de las empresas internacionales del sector energético presentes en cada país. Esta panorámica del sector energetico es particularmente relevante para nuestros objetivos en la medida del peso que tiene el sector energético y, en particular: la política petrolera de Venezuela, la dinámica de la geopolítica regional y mundial de los hidrocarburos y las tendencias en favor de una transición energética mundial en favor de tecnologías ambientalmente sustentables. Simultáneamente, logramos la incorporación del caso Venezuela dentro del proyecto CNRS Energie REDETE sobre « la gobernanza de las redes energéticas y el desarrollo de los territorios », coordinado por Sébastien Velut con participación de Claude Serfati y Didier Ramousse. Lo que llevó a movilizar de nuevo a Arnoldo Pirela y a otros investigadores venezolanos, entre los cuales está Karenia Cordova (Directora para entonces del Instituto de Geografía de la UCV) Pero realmente son dos los elementos que facilitaron iniciar efectivamente las actividades en relación directa con nuestros objetivos en Ciudad Bolívar. Uno, en materia de Investigación y Desarrollo, el apoyo financiero de AirFrance y Aerolíneas Argentinas, vía (LOCTI) Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación, para un Proyecto (LOCTI) que nos había aprobado el Observatorio Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (ONCTI) y que fue presentado por el Laboratorio de Innovación y Aprendizaje (LIA) Nos referimos a: “Tejido Productivo del Turismo en el Oriente y Sur de Venezuela: Innovación y Desarrollo Sustentable”. Dos, para la capacitación, se logró incorporar a Ciudad Bolívar como un objetivo del proyecto PREFALC (Programme Régional France Amérique latine) (2008-2011) sobre el tema « Turismo, Ambiente y Desarrollo », coordinado por Didier Ramousse (Director del Master « Tourisme et Environnement » de la UVSQ) con la participación de Denis Requier-Desjardins (Institut d’Etudes Politiques, Toulouse), Elodie Salin (Universidad du Maine, Le Mans) y de Arnoldo Pirela (Cendes-UCV). Una prolongación de este proyecto, nos permitió incorporar para el periodo 2010-2011 la realización de nuestro Diploma de Perfeccionamiento Profesional en « Turismo y Desarrollo Sustentable » certificado por la UCV-CENDES y deslocalizado en Ciudad Bolívar. Adicionalmente, logramos que Aerolíneas Argentinas y AirFrance también apoyaran financieramente este proyecto presentado y aprobado vía LOCTI. En 2010 logramos la aprobación de un Proyecto ECOS-Nord/FONACIT titulado: “Petróleo, tejido productivo y turismo en la cuenca del río Orinoco ¿qué opciones para un desarrollo sustentable de los territorios?” Este proyecto hace explícita la relación entre los temas petróleo y turismo privilegiando un enfoque crítico sobre la problemática de la « enfermedad holandesa » y el llamado enfoque de “La maldición de los recursos”, con sus aplicaciones a la realidad venezolana, para identificar sus contrapesos en el nivel local (Ciudad Bolívar principalmente). La idea era abordar las condiciones de desarrollo en un país fuertemente dotado de recursos naturales y expuesto a varios tipos de shocks y desequilibrios estructurales. Ello a través del análisis de las posibilidades de inserción territorial del turismo en un espacio moldeado por una economía extractiva y rentista. Partimos de la inquietud de que aun cuando algunos Estados petroleros han logrado iniciar desarrollos turísticos, parece a menudo muy difícil para estos países consolidar el turismo en los territorios y utilizarlo como una palanca para el desarrollo local y la inclusión social, por causa de la débil integración del tejido productivo y de las limitadas sinergias entre los elementos geográficos, económicos, técnicos y culturales que constituyen la trama dentro de la cual esta actividad se despliega en los territorios que tienen éxitos perdurables con el turismo. Se trataba también de determinar si el establecimiento del particular marco « socialista » dentro del cual se ubica Venezuela, donde se supone que las empresas del Estado funcionarían como motores engranados con un conjunto de PyMEs, EPS, cooperativas y organismos comunitarios, contribuye efectivamente a la formación de núcleos de desarrollo endógeno en los cuales el turismo pueda promover el bienestar de la población. La pregunta clave de investigación era: ¿En qué medida la valoración de recursos naturales específicos y las dinámicas de las redes sociales en los sistemas locales de actividad están en capacidad de limitar los impactos negativos de los fenómenos de tipo enfermedad holandesa o “maldición de los recursos” en los territorios bajo estudio? Este desafío nos planteaba importantes interrogantes en cuanto al desarrollo en una economía rentista, la transición post-petrolera y el significado de la revolución « bolivariana », en su búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo en un contexto de crisis mundial y de incertidumbre en relación con el porvenir del petróleo. Nuestro objetivo era proveer algunas respuestas a estas preguntas, sobre la base de analizar la inserción del turismo en los niveles local y regional, su lugar en el tejido productivo y su articulación con las cadenas globales. Para ello debíamos tomar en cuenta que Venezuela, bien dotada tanto en recursos minerales como en biodiversidad y paisajes atractivos, es reconocida en el escenario internacional como Estado petrolero, más no como destino turístico. Mientras tanto, el gobierno procura su inserción internacional a través de una participación activa en la geopolítica mundial del petróleo, con la ambición de convertir al país en una potencia energética global, en la medida que logra explotar las fabulosas reservas de la Faja del Orinoco. Por otra parte, debíamos considerar que en la tradición de casi todos los gobiernos, incluido obviamente el chavista, el turismo es mencionado por las autoridades y en los Planes de la Nación como un sector estratégico en una perspectiva de diversificación económica. Pero no se puede obviar que por años el número de visitantes extranjeros nunca ha sobrepasado el millón de personas anuales, aunque a Venezuela no le hacen falta atractivos turísticos, como lo evidencia el significativo tamaño del turismo interno y los lugares emblemáticos que frecuenta. Entre ellos destacan la Guayana venezolana, una región propicia para el auge del ecoturismo (Gran Sabana, Delta del Orinoco y Amazonas, entre muchos otros espacios al sur del país) y Ciudad Bolívar en materia de turismo patrimonial; sin mencionar muchos otras opciones de turismo especializado y de nichos, por ejemplo: el polo industrial de Ciudad Guayana que reviste interés como lugar simbólico de las políticas desarrollistas impulsadas en un ambiente casi virgen, durante una época en que los conceptos de sustentabilidad no estaban difundidos. Trabajábamos entonces con un privilegiado espacio de referencia para acometer los objetivos del proyecto. Muy representativo de las problemáticas de la Venezuela contemporánea: opone de un lado, al Norte del río Orinoco, la reserva más importante de crudos pesados y extra pesados del mundo y al Sur uno de los principales focos de biodiversidad del planeta. También cabe destacar la rivalidad entre la urbe histórica de Ciudad Bolívar y la nueva urbe de Ciudad Guayana, reveladora de dos de las caras de un mismo país. En resumen, el objetivo teórico general del proyecto era: “articular el enfoque crítico de la enfermedad holandesa y sus aplicaciones sobre la realidad venezolana, con el análisis del turismo como factor potencial de desarrollo endógeno”. Esperamos que el lector de este Número Especial de la Revista “Espacios” pueda encontrar en los siete artículo algunos avances interesantes en la comprensión de los mecanismos que pueden intervenir en el nivel local para amortiguar los shocks y superar las disfunciones que afectan los países petroleros. Recomiendo como complemento otro trabajo que publicamos recientemente y que atiende no sólo los problemas relacionados con Ciudad Bolívar, sino con toda la región que impactaría los planes de PDVSA con la Faja Petrolífera del Orinoco, ver: Péné-Annette, A., Pirela, A., Ramousse, D., « El Proyecto Socialista Orinoco: un nuevo territorio vinculado a la explotación petrolera en Venezuela », Cuadernos del Cendes, Año 29, N° 80, Tercera época, mayo-agosto de 2012 (pp.1-45). Disponible en: http://mcendesweb.cendes.ucv.ve/cendesphp/pdfs/revista80/p1.pdf Desde el punto de vista práctico, o en otras palabras: además de los temas de desarrollo del conocimiento tratados en los artículos que contiene este número de Espacios ¿qué cosas prácticas hemos logrado desde hace casi siete años para dar apoyo a Ciudad Bolívar y sus instituciones? Todas las actividades han sido coordinadas por el Laboratorio de Innovación y Aprendizaje (LIA) con el respaldo de un convenio formal de cooperación o alianza con la Alcaldía del Municipio Heres. La que se inició durante la gestión del Alcalde Lenin Figueroa Chacín y ha continuado con el Alcalde Víctor Fuenmayor. Pero LIA es una asociación civil sin fines de lucro que ha contado en Ciudad Bolívar con la participación activa de muchas personas e instituciones que han prestado su tiempo, han facilitado su infraestructura y han realizado acciones u operaciones concretas en favor de esta iniciativa. Quiero destacar la solvencia profesional, constancia y calidad humana de la Economista Milagros Hernández, quien durante todo estos años ha sido localmente el sostén fundamental de todas las acciones. Deseo acentuar los aportes del Arquitecto Ricardo Vitanza, quien fue Director de Turismo del Estado Bolívar en dos oportunidades, y su disposición permanente a dar apoyo a este esfuerzo. También quiero subrayar la continuidad y paciencia de Pedro Toledo, propietario del Hotel La Cumbre, quien junto a Javier Cubillos Presidente de Bolívar-Promotur y Vicepresidente de la Cámara de Turismo del Estado Bolívar han sido aliados fundamentales. Por último, no por ello menos importante ha sido el apoyo de las instituciones académicas de la región, la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho (UGMA) y la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG), que por diversas vías han dado apoyo y participado activamente, en particular las instancias de la UNEG en Ciudad Bolívar, notablemente los Profesores Brenci Hernández, Nalua Silva y Marisa Cova, muchos estudiantes para TSU en Turismo y en aspectos particulares los dirigentes del Centro de Estudiantes de Ciudad Bolívar. Pero volvamos a los resultados prácticos de toda esta maquinaria de voluntades, éstos los podemos esquematizar de la siguiente manera:
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